domingo, 24 de junio de 2012

Brief&Chips para matar el hambre creativa.

Brief and Chips es una plataforma para estimular la creatividad y, sobretodo, para aprender compartiendo ideas. Me atrevo a definirla como salvavidas de muchos estudiantes de publicidad que se ahogan en el mar de dudas "cómo debo afrontar mi futuro profesional". He aquí el punto de partida.


Es evidente que un porfolio con los proyectos hechos en la universidad acabará como felpudo del despacho del ilustrísimo director creativo. Así que es momento de abrir los ojos, armarse de paciencia y crear sin parar. Aquí viene lo peor: enfrentarse a "la página en blanco". Pues no, Brief and Chips una vez al mes lanza un briefing. Acostumbra a ir más allá de los requisitos típicamente convencionales, trata de dilatar al máximo las fronteras creativas para dar rienda suelta a sus participantes.

Cuando estudiantes nos presentamos a concursos, el único y poco útil feed-back que uno recibe es el de "Hay una pieza mejor que la tuya, desde nuestro punto de vista". Sin duda, las piezas ejecutadas -y no premiadas- suelen caer en el olvido. De modo que, el dicho "De los errores se aprende" no tiene cabida en este tipo de situaciones. Esta plataforma creativa va más allá, no es ningún concurso, aquí todos ganan. Cada mes, un profesional de las más populares agencias de publicidad -proclamado Padrino creativo- valora todas las piezas y destaca aquellos puntos fuertes y débiles para que cada uno sea consciente de sus propios logros y errores cometidos. 

Las agencias no quieren porfolios hastiados y convencionales mas que para lanzárselos en sus 'guerras de bolas de papel' semanales. Brief & Chips brinda la oportunidad de arriesgar, probar, ganar experiencia y poco a poco ir construyendo un  book de lo más apetitoso. ¡Que aproveche!

Por EduardMairal

De cómo un caballo mató a Nietzsche

Siempre me ha gustado Nietzsche. Creo que jamás he encontrado ningún texto suyo en el que estuviera en desacuerdo con lo que explicara.

Desde pequeño he estado ligado a la filosofía. Mi padre dio clases en la universidad de filosofía, de ahí que siempre me haya regalado libros interesantes que hicieran que me cuestionara todo y a todos. Supongo que esa característica se fue desarrollando en otra que dio lugar a mi inconformismo, pero bueno, eso no es menester que nos trae aquí, y si quieres saber eso, los de la Super Pop me han dicho que saldré en el próximo número preguntando todas estas cosas.

Pocos saben que Nietzsche empezó a desarrollar la parálisis terciaria con la que fallecería a raíz de un hecho insólito ocurrido el 9 de enero de 1899 en una plaza de Turín, donde ve a un caballo morir y enseguida cae a por el, mientras lo abraza llorando y gritando desconsoladamente. Se lo llevaron a su casa donde llamaron a un psiquiatra mientras Friedrich se proclamaba sucesor de Dios, que según él había muerto. Fue a partir de ahí cuando empezó a desarrollar su locura hasta el día de su muerte en 1900, donde fue enterrado de blanco.

No creo que muchos logren a entender esta curiosidad más allá de alguna extravagancia; sin embargo yo opino que si atendemos a alguna de sus frases como "Los monos son demasiado buenos para descender del hombre"o "Creo que los animales ven en el hombre un ser igual a ellos que ha perdido de forma extraordinariamente peligrosa el sano intelecto animal, es decir, que ven en él, al animal irracional, al animal que ríe, al animal que llora, al animal feliz",  podemos empezar a vislumbrar el excepcional ser humano que era Nietzsche. Supongo que hubiera sido feliz si al morir se hubiera reencarnado en algún otro animal, ya que la humana no le parecía para nada la mejor a escoger.


Incluso toda esa crítica social que desbordaban sus obras, siguen siendo perfectamente vigentes a día de hoy, y más en el contexto económico en el que nos encontramos. Su frase "Si sólo se dieran limosnas por piedad, todos los mendigos hubieran muerto ya de hambre", no hace más que recalcar la hipocresía del ser humano. No comparto al 100% que todos nos comportemos siguiendo un mismo patrón, o que todos seamos iguales para con el prójimo, pero sí que es verdad que en su mayoría hacemos ese tipo de acciones -donar, dar limosna, etc-, para sentirnos desarrollados y buenas personas y poder dormir por las noches en paz.

Le he admirado más allá de sus teorías y afirmaciones, por la forma en la que tenía de enfrentarse y enfocar a la vida. Puedo encontrar en sus míticas frases algunas como "Si miras de muy cerca a la vida, es insoportable", pero no era el típico filósofo que simplemente se limitaba a criticar y criticar, Nietzsche aportó un modo de vida con el que afrontar el día a día, la sociedad y el ser humano que en ocasiones -coincido con él-, termina siendo la raza más peligrosa de todas las que hay. Así, podemos ver que ante la última frase, propone: "No hay razón para buscar el sufrimiento, pero si éste llega y trata de meterse en tu vida, no temas; míralo a la cara y con la frente bien levantada".

Incluso su filosofía social, en el que él mismo determinaba quién era digno de estar a su lado o no: "Yo necesito compañeros, pero compañeros vivos, no muertos y cadáveres que tenga que llevar a cuestas por donde vaya" hace que sea el filósofo con el que más identificado pueda sentirme.

Toda una pena la -perdón por la palabra- porquería que hizo su hermana con sus obras no terminadas al modificarlas durante la dictadura nazi para con su ideario.

Termino esta entrada con una de mis frases favoritas del bigotes por excelencia de la filosofía:

                                 Lo absurdo de una cosa no prueba nada contra su existencia, es, más bien, condición de ella.

Eduardo Almeida

Inserte 2 euros para su fotografía


La fotografía siempre ha sido una de mis pasiones. Me acuerdo de un viaje Gran Canaria-Madrid-Barcelona-París en el que mis padres me regalaron una cámara de carrete de usar y tirar. No sé si me gustaba más estar sobre las piernas de Mickey Mouse en DisneyLand París (ojito con los chistes que sigo siendo muy inocente), o fotografiar a mi hermana subida a todo aquello en lo que uno se puede montar. Al final del viaje mis padres acabaron comprándome 5 cámaras de esas.

Walter Benjamin, miembro de la Escuela de Frankfurt no consideró la fotografía un arte en sí mismo por la falta de lo que él denominaría "aura", que es aquella característica de lo original, todo aquello que no puede poseer todo lo duplicado por la reproducibilidad, algo que en su opinión era el detonador de la muerte del arte. Pues bien Benjamin, en mi opinión no puedes estar más equivocado. El hecho de que la fotografía pueda ser reproducida tantas veces como uno quiera, no la exime del aura y por lo tanto, no la excluye del arte. Una fotografía es el arte de pintar con luz, y de inmortalizar un momento determinado, en un ángulo preciso, dentro de un contexto específico y con unas condiciones exactas. Ya puedas sacar la misma foto un segundo más tarde que la primera, que esta última tendrá un aura completamente diferente.

Antes de llegar a Barcelona, ya había experimentado la fotografía analógica, incluso el revelado de carretes en cuartos oscuros (y no, no en ese tipo de cuartos oscuros), además de fotografía estenopeica. Al llegar aquí además, descubrí el mundo de la fotografía Lomográfica gracias a un trabajo de la facultad. Quién me diría a mi que terminaría enamorándome de ella. Lástima que la fotografía sea una amante exigente que reclama material caro y recursos que por desgracia uno no siempre tiene. 



Pero volvamos a lo que nos interesa. El año pasado tuve la suerte de estar viviendo en una residencia de estudiantes en Barcelona que tenía una de las mejores vistas de la ciudad que jamás he visto (y sí, sí he ido al Carmel y al Tibidabo). En la última planta de la residencia, había una terraza con una pequeña piscina y ubicaciones de todo tipo donde poder dejar volar tu imaginación para poder fotografiar todo aquello que se te ocurriera. Lo mejor todo es que en invierno nadie, absolutamente nadie subía ahí por el frío que hacía. De manera que cargado con trípode, 
cámara, objetivos y un buen abrigo, iba todas las semanas ahí arriba a fotografiar y pensar en mis cosas mientras escuchaba música hasta que el vigilante de seguridad cerraba la piscina a las 12, como la historia de Cenicienta. 

Así por ejemplo, Barcelona me presentaba sus respetos por la noche:




Las panorámicas también me han gustado desde siempre. Recuerda todos esos viajes en los que querías captar cada uno de los detalles que te rodeaban y que no cabían en una simple fotografía. Es algo recurrente, que siempre me pasa cada vez que viajo a algún sitio. La última vez en un viaje a Lisboa que a pesar de que perdiera mi teleobjetivo -y mis llaves, y mi cartera..., pero esa es otra historia que no viene a cuento, no me distraigas-, no pude desaprovechar esa oportunidad.

Aquí dejo una de Torre de Belem, en Lisboa, y otra en Londres, ciudad tremendamente grande, llena de gente y vida.


Pero soy consciente de que en esta vida no de fotos bonitas uno recibe reconocimiento, sino que como en la publicidad, ha de establecer su elemento diferenciador, y en mi caso, y con la práctica, he descubierto que mi punto fuerte responde más a la irreverencia y a la crítica social, como en esta foto en la que me inspiré en la cultura de masas.

En definitiva, la fotografía me permite expresar mi curiosidad y en cierto modo, la creatividad que llevo siempre conmigo. Porque siendo sincero, no sirvo para pintar o dibujar, tampoco tengo grandes ideas publicitarias, pero a la hora de construir una fotografía, a pocos he encontrado que tengan tanta imaginación como yo -si no me lo digo yo, ¿quién lo hará?-

La fotografía me permite extraer el aura a la realidad.

Eduardo Almeida

Los '90


Hace ya un tiempo que estoy ingresando en una peligrosa etapa de regresión hacia la década más cuestionable en lo que a estética, arte y cultura se refiere: los ‘90. La época de Mitch Buckanon, de Steve Urkel, de Beakman o del Príncipe de Bel-Air entre otros. Época de tupés, gafas de plástico, chalecos, camisas con estampados imposibles, mocasines con calcetines blancos, esos bombachos de traje y esas hombreras. Tiempo del cubo de rubick, de Wally, la revista Bravo, de Pokémon o de las Nike Air Max. Y de los patines en línea.


Podría seguir hasta el infinito, no sin antes tener que apartarme del teclado para secar una lagrimita al recordar algunas de las figuras clave de mi infancia. A más de 20 años de la década prodigiosa, una puede por fin mirar atrás en el tiempo y redescubrir con orgullo que llegó al mundo en la misma época que vio nacer a los Backsteet Boys, las Spice Girls, N’Sync, All Saints, y a tantas otras joyas de la canción popular. A personajes como Monica Lewinski y River Phoenix, Nick Carter…Y es bajo la certeza de que esta fue la última década totalmente libre de esta dudosa ola de corrección política que nos invade desde hace ya un tiempo.

 Para que entendáis a lo que me refiero: El otro día, haciendo zapping llegué a una de esas fantásticas teles locales llamada 8TV si mal no recuerdo, en la que descubrí toda una perla de la televisión llamada Renegado -Renegade en inglés-. No os la perdáis por nada del mundo. La serie narra la historia de un motero melenudo y cachas que va de pueblo en pueblo de la América profunda haciendo de “cazarecoenmpensas” entre jarra y jarra de cerveza. El protagonista es el gran Lorenzo Lamas -el cachas tonto que tiene una cita con Sandy en Grease- un auténtico macho de los que mata a gente y fuma y va en moto sin casco.

Viendo esa vieja serie, me pasa por la cabeza: Ves, hoy, esto no sería posible. Realmente a efectos culturales no sería ningún drama perdernos las aventuras de este macarra. El problema es que hoy en día, cosas así no se pueden hacer. Deberíamos tener libertad suficiente para hacer cualquier bazofia sin pensar constantemente: ¿Ay, no será malo para los niños ver a un cachas sin casco yendo en moto y matando a los malos? Pero no. Estamos ante una nueva censura: La autocensura. Y es mucho peor que cuando la opresión tenía una cara y un nombre. Porque es totalmente hipócrita. Nos preocupamos de que estos estereotipos que sólo encontramos en las ficciones televisivas influyan en la audiencia, mientras a esta misma se la bombardea constantemente con mensajes que inducen a consumir sin cesar ¿No es a caso esto más dañino?

Así que por favor, abandonemos el alarmismo. Ni todos los niños sufren bullying, ni son todos obesos, ni todas las adolescentes anoréxicas, ni los videojuegos son la causa de las matanzas escolares. Dejemos de quitar responsabilidad a quienes nos educan para trasladarla a lo que nos evade, nos entretiene y nos libera. Si en mi tiempo de ocio me divierto con las aventuras de un ex-policía facha y melenudo con músculos hasta en los párpados y una mágnum en el cinturón ¿me llevará esto a ser una criminal? ¿Una asesina en potencia? ¿Una presunta terrorista? Nada de eso amigos.

Así que no hay más. Volveré a ponerme unos Levi’s 501 y gafas de colorines y a bailar como Vanilla Ice. Y viajaré en moto -y sin casco- a los 90.

¿Me acompañas?

Anna Rubio

No te pierdas los detalles






"No te pierdas los detalles. En la carretera pueden ser cruciales."

Las lentillas surgen en un principio para la gente con miopía, que es la que tiene dificultades para ver de lejos.A los miopes nos cuesta ver lo que hay más allá de nuestras narices, aunque veamos sombras y manchas de colores generales, a partir de una cierta distancia- que varia en cada persona- solo vemos figuras borrosas. El concepto que he elegido para esta publicidad ha sido la idea de “detalle”. Mediante las lentillas, se puede llegar a leer hasta la última línea y se puede percibir aquello más pequeño; los detalles de la vida.

Para esta valla, he adaptado la idea de la gráfica de los tests de agudeza visual Snellen pero sustituyendo algunas de la letras por el icono de un conductor. Debido a que las vallas publicitarias suelen emplazarse mayoritariamente en carreteras, me pareció acertado incluir algún elemento que la vinculase con la localización.

De esta manera, aparte de mantener el mismo mensaje, se le añade el plus de concienciar al conductor sobre lo importante que es mantener la atención en la carretera y no perderse, tal y como dice el slogan, ningún detalle.

En cuanto al formato, resultaba adecuado que el punto de atención se centrara en la zona central. Por eso, he situado los elementos más importantes como el producto, el slogan, y los iconos del conductor, formando una línea horizontal que pase por el centro.


Anna Rubio

Frases a 0'99






Uno de mis compañeros que coescriben este blog me descubrió este año “Frases a 0’99” . Su actividad consiste en recopilar frases clichés que usamos todos a menudo. Resulta gracioso leerlo porque uno se da cuenta de la abundancia de tópicos que existen en el campo comunicativo.

El blog se tiene secciones sobre temáticas concretas como “especial padres” y “navidad” en dónde encontramos frases que se usan hasta la saciedad en dichos contextos. Después de leer la primera, y de encontrar frases como "Tienes la habitación como una leonera" no sé si pensar que existe un manual secreto de sermones para padres o realmente todos los jóvenes coincidimos en tener la capacidad de desorden bastante desarrollada.

En general, creo que todas las frases están muy bien escogidas ya que todos las hemos podido escuchar alguna vez tanto en los medios como en boca de algún familiar (probablemente abuelos).
Según mi opinión, estos tópicos forman parte de nuestra cultura popular, y son a la vez un elemento entrañable. Cada vez que escucho a mi abuela decir la típica frase de "Los tomates de ahora no saben como los de antes"no puedo evitar sentir cierta ternura.

La existencia de estas muletillas o frases aparentemente vacías que todos usamos sin pensar pone de manifiesto que las personas que usamos la misma lengua compartimos unos valores comunes, que hay -por decirlo de alguna forma- una ideología latente que nos cohesiona a nivel cultural. Y esto me lleva a pregunatrme ¿Será la lengua un elemento que determine nuestra forma de pensar?

Anna Rubio

lunes, 11 de junio de 2012

Viralidad intencionada, o no.

Hace ya unos meses que la nueva campaña de Loewe fue lanzada como un proyectil incendiario que, sobretodo, hizo arder las redes sociales. Más de 750.000 visitas en pocas semanas y la etiqueta #Loewe coronando la lista de trend topics en Twitter, son un gran indicio de su rebosante viralidad.
Se trata de una campaña que se aleja de su discurso tradicional, hecho que ha producido cierto rechazo, aunque no por ninguna razón específica. Unos tachan a sus protagonistas de pijos repelentes mientras la otra mitad, por contra, los define como chonis poligoneros.


Según Loewe, el desvío que han tomado responde a su nueva estrategia: ampliar el target de sus productos a través del acercamiento a un público más joven y tratando de asociar la marca con sus raíces nacionales en España. Esto se materializa en un spot inspirado en el Madrid de los años 80 y para ello, reúne varios jóvenes con inquietudes relacionadas con el arte, la fotografía, la moda, vamos, los intereses más "it", guay, cool, chachi y megawonderful. Se trata de un spot repleto de contenido irrelevante. Imágenes repetitivas y una locución que parece estar sacada de una conversación en la puerta de una discoteca (de esas de "Reservado el derecho de admisión. Sólo gente guapa", evidentemente).

El repudio de muchos hacia este spot no sólo es consecuencia de la imagen elitista que proyectan estos jóvenes, sino que sus declaraciones también han hecho llorar al niño Jesús y al resto de ciudadanos de a pie:
Estar enamorado es súperguay
Me encanta el oro, disfruto.
La palabra Loewe siempre la asocio a "Love".
Me bajo del avión, me pinto, me visto y ¡pumba!, ya estoy.
"Tía, llevar el bolso en la mano es very mainstream"
¿Habrá, Loewe, conseguido aumentar su notoriedad o sus ventas? ¿A quién ha gustado la campaña? Es evidente que ante tal tormenta de opiniones punzantes inundando la opinión pública, aquellos que se hayan sentido identificados con los 'jóvenes Loewe' no habrán querido pronunciarse al respeto (y entiendo su miedo). Lo que está claro es que  todos nos hemos echado las manos a la cabeza (y no para sostener ningún bolso), o bien hemos salido corriendo a la tienda Loewe más cercana sin importarnos los arañazos o extensiones de pelo arrancadas, todo sea por conseguir uno de esos bolsos de la discordia.
Según declara confuso el director de la pieza, Luis Venegas: "No entiendo la reacción. No entiendo el detonante". Nunca sabremos si se trata de una pantalla de humo, o si su verdadera intención era generar una campaña viral. El quid de la cuestión, sin duda, lo resume muy bien el twittero @October_Lee: "Todos detestáis el anuncio de Loewe, pero todos habláis del anuncio. ¿Sabéis que significa "marketing viral"?

Por EduardMairal